sexta-feira, julho 09, 2004

Requiem por um Pc:

De repente senti um forte cheiro a queimado e o PC desligou-se!
E não foi só a fonte de alimentação (já a substituí).


quarta-feira, julho 07, 2004

Pensamento:





E por isso a amo...
E por isso a odeio...


terça-feira, julho 06, 2004

Portugal (dos "pequininos"):

Primeira parte

Con Lupa - JESÚS CACHO :01/07/2004

ELOGIO DE PORTUGAL, UN PAÍS CON UNA FEROZ LIBERTAD DE EXPRESIÓN, DEL QUE LOS
ESPAÑOLES TENEMOS MUCHO QUE APRENDER

Muchos españoles están descubriendo estos días, aparentemente sorprendidos,
la existencia en la casa de al lado de un vecino llamado Portugal, un vecino
bastante más pobre que nosotros pero capaz de organizar una evento tan
importante como un Campeonato de Europa de fútbol, de construir una serie de
estadios, todos magníficos, de ganar a la millonaria selección española, e
incluso de colocar como presidente de la Comisión Europea a uno de sus
políticos, José Manuel Durao Barroso.

Ese país, cuya selección jugó y ganó ayer la primera semifinal de dicho
campeonato contra Holanda, lo cual ya es de por sí un triunfo, sigue siendo
un gran desconocido para España y los españoles. ¿Por qué? Porque los
españoles, con la inveterada suficiencia de quien se cree superior, se han
negado siempre a entender -en realidad ni siquiera lo han intentado- a
Portugal y los portugueses.

Cuando la realidad es que España y los españoles tendrían -tendríamos- mucho
que aprender de nuestros vecinos atlánticos. Aprender y lamentar la ausencia
en España de esa elite intelectual, empresarial y política que habla
idiomas, elite muy cercana a Gran Bretaña y a la cultura francesa, muy poco
hispanófila, pero muy tolerante, muy abierta, muy cosmopolita.

En Portugal sería impensable contar con un presidente de la República que no
hablara francés e inglés. La mayoría de los portugueses se esfuerzan por
hablar español ante españoles, haciendo gala de una actitud cívica en el
trato que tan difícil es de encontrar en el páramo hispano.

El presidente, Jorge Sampaio, vive en su casa, en su propio domicilio, como
el primer ministro. A ninguno le da por convertirse en un Trillo. Nadie
enloquece con el cargo. Nadie se prevale de su condición. Antonio Vitorino,
actual comisario europeo, dimitió de su cargo como ministro -socialista, por
cierto- tras descubrirse un desfase de 8.000 escudos (unas 6.000 pesetas) en
las cuentas de su ministerio.

Semanas atrás, el presidente ZP se trasladó a Lisboa en su primera visita
relámpago al país vecino, y no se quedó a cenar con Durao Barroso a pesar de
haber sido invitado. Todo un síntoma. Vistas así las cosas, no es extraña
esa inveterada desconfianza que comparte la clase política portuguesa hacia
España, desconfianza que la prensa se encarga de mantener viva. Sus razones
tendrán.

Todo el edificio de ese Portugal Abierto -la vieja aspiración de quienes
aquí persiguen una España Abierta capaz de superar sus viejos atavismos- se
asienta seguramente sobre una feroz libertad de expresión que todos
defienden y que se manifiesta en los debates -políticos, económicos- que se
celebran en la televisión y en los textos que aparecen en diarios y
semanarios (de gran importancia en el país vecino).

Comparar esa libertad de prensa, ese valor cívico del que hacen gala las
elites portuguesas para hablar alto y claro, y criticar lo que juzgan
merecedor de crítica, con el miedo a hablar de nuestros ricos, de nuestros
empresarios, de nuestros políticos, fieles devotos de la ley del silencio, y
con el secretismo y la rendición a los poderes políticos y económicos que
hoy caracteriza a la prensa española -no digamos ya a la televisión- es como
para echarse a llorar. ¿De qué presumen, entonces, los españoles ante
Portugal y los portugueses? Ese es, sin duda, uno de los grandes misterios
de la Historia Universal.

intervalo

É aqui que as vozes pessimistas e derrotistas declaram que esse tal de J.Cacho não deve conhecer o tão aclamado "País Real". Mas esperem, ainda há mais...

segunda parte

EL PORTUGAL DE LA EUROCOPA Y LA NECESIDAD DE AMPLIAR LA PASIÓN POR EL FÚTBOL A LA CONSTRUCCIÓN DE UN GRAN PAÍS

La publicación, el pasado 1 de julio, de un Con Lupa titulado “Elogio de Portugal, un país con una feroz libertad de expresión, del que los españoles tenemos mucho que aprender” ha provocado la llegada a mi correo electrónico de un verdadero aluvión de mensajes desde Portugal, la inmensa mayoría de los cuales francamente elogiosos para mi humilde persona.

Ante la práctica imposibilidad de responder a todos, quiero hacerlo colectivamente desde esta columna: ¡muito obrigado, amigos portugueses! Lo cual, por otro lado, me brinda la oportunidad de ampliar o matizar algunas de las cosas que aquí se decían el día 1 y responder, siquiera muy globalmente, a las puntualizaciones, muy juiciosas en general, que también he recibido desde tierras portuguesas.

Es evidente que resulta imposible trasladar una visión del país objetiva en apenas 50 líneas de texto. La mía era una simple declaración de afecto hacia ese gran país que es Portugal, al que admiro en tantas cosas, desde luego en su capacidad para expresarse y hablar alto y claro, hablar sin miedo, que es una de las características que considero esenciales en toda sociedad democrática y moderna.

Muchos de los lectores que me han escrito desde Portugal lo han hecho para, de alguna forma, calificar mis manifestaciones de triunfalistas. Valga la reflexión de uno de ellos, en un portugués fácilmente entendible para un español: “É verdade que as elites portuguesas são bem diferentes das espanholas. Mas não se olvide que estamos num país mais desigual que a Espanha. Os políticos portugueses podem ser cultos e falar muitas línguas, mas isso é típico da maior parte das pessoas com formação superior em Portugal. Mas a classe política portuguesa é má e a elite portuguesa têm muitas responsabilidades no estado actual das coisas em Portugal. Andamos profundamente decepcionados com o fardo que às vezes significa ser português e viver em Portugal. Por isso 4,5 milhões de portugueses vivem no estrangeiro”.

Otros ciudadanos portugueses han censurado mi alusión a Antonio Vitorino, o han criticado la construcción de tantos maravillosos estadios, a un coste altísimo para un país necesitado todavía de tantas cosas, muchos de los cuales no se volverán a llenar jamás.

Es esta precisamente una de las claves de ese estado de euforia, de ese sentimiento patriótico, si se quiere, que muchos portugueses han sentido estos días y que yo he creído ver a través de la televisión: la idea de que, a pesar de las dificultades, a pesar de las carencias, un pueblo, todo pueblo, necesita a veces fijarse metas y luchar por lograr objetivos aparentemente inalcanzables para sentirse importantes por una vez, sentirse un pueblo capaz de trabajar a fondo por la consecución de las grandes metas nacionales: la paz y el bienestar, sin duda los más nobles objetivos que hoy pueda plantearse una sociedad democratica.

Y esa debe ser la herencia que la Eurocopa deje al pueblo portugués. Se lo oí decir el domingo, antes de la final perdida ante Grecia, al presidente Sampaio: “Sí, se ha producido algo parecido a eso [la ola de patriotismo] que habrá que estudiar y, sobre todo, habrá que intentar canalizar hacia otras áreas distintas al fútbol, como la investigación científica, la educación, la productividad...”.

Ojalá el fútbol haya servido para acabar o poner sordina en ese cierto pesimismo histórico y esa cierta falta de confianza de los portugueses en sus posibilidades. Casi todos mis amigos comunicantes portugueses muestran un deseo claro, perceptible casi a flor de piel, de ser reconocidos y valorados a este lado de la frontera por un vecino español a menudo arrogante y acostumbrado a vivir de espaldas al Atlántico. Todos coinciden en la necesidad de estrechar lazos y conocerse más a fondo. Porque de ese conocimiento se derivará un aprecio mutuo que traerá beneficios para todos. La pelota está ahora en el tejado español. Es hora de volver la cara hacia Portugal y descubrir un gran país.

Y bien: “Valeu a pena a Eurocopa? Tudo vale a pena, se a alma não é pequena".

Jesús Cacho : 06/07/2004
jcacho@elconfidencial.com

Obrigado sr. Cacho. Nos encanta su España también!


segunda-feira, julho 05, 2004

Por tudo:

Parabéns PORTUGAL!




Manifesto:

Hoje não!!
E acabou!


domingo, julho 04, 2004

Portugal:




Boa sorte Portugal!